martes, 20 de diciembre de 2016

¿POR QUÉ LAS NIÑAS DE ROSA Y LOS NIÑOS DE AZUL?



Desde que tengo uso de memoria, tanto los medios de comunicación como la sociedad, nos han acribillado con la asociación de los colores y el género. De manera que todas las cosas rosas suelen ir destinadas a las chicas, mientras que todas las cosas azules suelen ir destinadas a los chicos.

Pero, ¿Y si os digo que esta distinción no es más que un mero estereotipo surgido de una moda no muy lejana? Mucha gente se piensa que esta distinción se creó a partir de influencias genéticas o ancestrales, pero en realidad están muy equivocados, y en esta entrada os explicaré con mucho gusto el por qué.


En primer lugar, esta creencia no se debe a influencias ancestrales ya que, como bien señala Jo B. Paoletti en su libro "Pink and Blue: Telling the Girls from the Boys in America", la distinción de colores según género no se empezó a utilizar hasta el siglo XX, de manera que simplemente se utilizaba el color blanco para todos los bebés.

Y, cuando se empezó a utilizar tal distinción por las empresas comerciales, curiosamente era al revés, ya que el rosa era "fuerte y decidido" y se asociaba con el rojo, por lo que se designó a los chicos, mientras que el azul era "más delicado y amable", por lo que se designó a las chicas.

Dicha distinción se creó a partir de varios criterios tanto religiosos como mitológicos, ya que la Virgen María siempre vestía con velo azul, mientras que a Jesús crucificado siempre se le tapaba con velo rojo. Y si hacemos referencia a los planetas, Venus (azul) es un astro asociado a la feminidad, mientras que Marte (rojo) es un astro asociado con la masculinidad. Pero no fue hasta poco después del siglo XX cuando se puso de moda los colores rosa y azul pastel, considerándose colores infantiles, lo que hizo que a los niños se les vistiese de rosa y a las niñas de azul.


Además, esta distinción estaba muy generalizada, ya que se utilizaba en casi toda Europa y en América, como muestra la siguiente tabla de colores de las empresas ubicadas en varias ciudades estadounidenses; en la que se puede apreciar que el 60% de las empresas preferían el color rosa para los chicos y el azul para las chicas.

Esta moda revertida continuó durante un tiempo más hasta finalizada la Primera Guerra Mundial, donde apareció el cambio radical de colores debido a que los marines americanos vestían con chaquetas azules marino; y como los carteles que ensalzaban su heroísmo estaban por todas las paredes de las ciudades, se puso de moda vestir a los chicos de "marineritos".

Así pues, se empezó a utilizar el azul para los chicos, aunque seguía siendo un tono pastel, ya que el azul marino se consideraba un color muy fuerte para un bebé; y automáticamente el rosa pasó a ser el color de las chicas.

Por otro lado, esta asociación de colores tampoco se debe a influencias genéticas, ya que los gustos de hombres y mujeres son bastante similares, tanto de bebés como de adultos.

 Los bebés, tanto chicas como chicos, prefieren los colores intensos y vivos como el rosa o el rojo, en vez de colores suaves o pastel como el azul o verde, tal y como nos explica Anne Fausto-Sterling.

Y la mayoría de los adultos, independientemente de su sexo, les gusta el color azul antes que el rosa; lo que estaría relacionado con la importancia que tuvo para la humanidad el cielo claro y las aguas azules y limpias. De hecho, según una encuesta realizada por Eva Heller publicada en "Psicología del color", el rosa sólo es el color favorito del 5% de las mujeres, sin olvidarnos de que actualmente existe un sexismo bastante diferenciado que puede influir en la cultura e intereses de la sociedad; aunque también es verdad que cada vez más se está luchando en contra de esta diferenciación cromática y sexista.

Así que, si a su hijo le gusta el color rosa o prefiere vestimenta y juguetes de ese color ¿Por qué no dárselo? Antiguamente estaba perfectamente aceptado ¿Por qué ahora se tiene un pensamiento más reacio? Muy fácil, porque lo dicen los medios de comunicación. Pero, en mi opinión, eso no debería ser un motivo de peso para dejarnos manipular nuestros gustos e intereses.

Aunque las mujeres tengan más libertad que los hombres a la hora de elegir colores en su ropa o accesorios, no significa que sean más masculinas por ello, o los hombres más femeninos. Todos somos únicos a la vez que iguales, y nuestros gustos e intereses cromáticos no deberían determinar lo que somos, sino nuestra personalidad y nuestras propias acciones.

Es más, nadie debería decirnos cuál es el gusto correcto para cada género, ya que cada persona es un mundo que forma parte de una misma especie, cuya variedad de gustos es infinita.