jueves, 14 de mayo de 2015

¿POR QUÉ SOÑAMOS?

A lo largo de nuestra vida el ser humano ha llegado a tener sueños de todo tipo: alegres, románticos, realistas, de fantasía, pesadillas y angustiosos.

Los sueños son un estado fisiológico de autorregulación y reposo del organismo, que se caracteriza por bajos niveles de actividad fisiológica y se producen durante la fase REM (Rapid Eye Movement), que es la fase de sueño donde tenemos los sueños más intensos.

Pero, una de las preguntas que más veces se ha hecho el ser humano desde siempre es: ¿Por qué soñamos? Esta cuestión ha sido formulada e investigada por multitud de científicos que han intentado dar una respuesta definitiva, pero sólamente han conseguido formular teorías sobre ello.

Una de las conclusiones a las que se ha llegado es que los sueños son muy importantes para la salud de cualquier ser vivo, ya que los animales también sueñan.

El objetivo principal de soñar es ayudarnos a superar situaciones difíciles en nuestra vida o cumplir sueños imposibles, como son las fantasías, realizando una selección de recuerdos y desechando los innecesarios.

 Vamos a ver varias teorías que lo corroboran, como por ejemplo:

La teoría de Sigmund Freud que, después de analizar los sueños de cientos de personas, llegó a la conclusión de que los sueños son la satisfacción de deseos. Cualquier sueño, sin importar lo aterrador que sea, puede verse como una manera de tener algo que quieres, ya sea literal o metafóricamente.

Otra teoría sostenida por una popular Escuela de Pensamiento defiende que lo sueños no son más que un efecto secundario accidental de circuitos activados por el cerebro y la simulación del sistema límbico involucrado con las emociones, sensaciones, y memorias. En otras palabras, el cerebro trata de interpretar estas señales azarosas, resultando en sueños.

Por otro lado, el psiquiatra Jie Zhang propone la teoría de activación continua de los sueños, que se refiere a la idea de que nuestros cerebros siempre están almacenando recuerdos, tanto si estamos dormidos como despiertos. Pero, para él, los sueños los define como un área de la conciencia que actúa de "almacén temporal", donde retenemos los recuerdos antes de moverlos de un almacén a corto plazo a uno de largo plazo. En otras palabras, relampaguean por nuestra mente como sueños antes de guardarlos en los archivos de nuestra memoria.

También podemos encontrarnos con una teoría llamada "de aprendizaje invertido", la cual sugiere que soñamos para deshacernos de conexiones y asociaciones indeseadas que se acumulan en nuestra mente durante el día. Defiende que básicamente los sueños son mecanismos de recolección de basura, limpiando nuestra mente de pensamientos inútiles y haciendo espacio para cosas mejores. Los sueños nos ayudan a eliminar la sobrecarga de información de la vida diaria y retener sólo los datos más importantes. En otras palabras, soñamos para olvidar.

Por el contrario, existe otra teoría que se contrapone a la anterior, defendiendo que soñamos para recordar. Esta teoría está basada en varios estudios que muestran que las personas recuerdan mejor lo que han aprendido si sueñan después de haber aprendido algo. Además, esta teoría está reforzada en estudios sobre el trauma, que sugiere que cuando la gente se va a dormir justo después de una experiencia traumática, tienen más probabilidad de recordar y estar acechados por el trauma. Por lo que aconseja que, antes de irse a dormir, se hable con otra persona sobre el trauma para desahogarnos y así quitarlo importancia.

En cuanto a Antti Revonusuo, un filósofo neurocientífico de Finlandia, los sueños cumplen una función biológica a través de la simulación de eventos amenazadores para así ensayar la percepción y evasión de amenazas. En otras palabras, la gente que sueñe con peligro sobrevivirá más tiempo.

Una teoría que me gusta más es la que afirma Harvard Driede Barrett, que dice que los sueños son una especie de teatro en el cual somos capaces de resolver problemas de una manera más efectiva que cuando estamos despiertos, en parte porque la mente soñante realiza conexiones más rápido que la mente despierta.

Y una de las teorías más recientes sugiere que soñar es un proceso terapéutico, es decir, no estamos seleccionando la idea más adaptable, sino revisando esas ideas y emociones, y organizándolas en un contexto psicológico más grande. Frecuentemente el cerebro hace esto al asociar una emoción con un símbolo. Se especula que este tipo de asociación entre emoción y símbolo ayuda a "amarrar" las emociones y tejerlas en nuestra historia personal.

Después de realizar un análisis ecléctico de todas estas teorías, he elaborado mi propia teoría sobre por qué soñamosy la he denominado "Reorganización de la mente". Para mí el cerebro es como un ordenador biológico. Es nuestro Sistema Nervioso Central donde se almacena toda la información que poseemos, la cual está compuesta por: recuerdos, vivencias, miedos, preocupaciones, deseos y fantasías.
Como podemos ver, es tanta la información contenida que nuestra mente necesita estructurarla y reorganizarla en esquemas mentales (definidos por Piaget como una serie de acciones coordinadas que dan lugar con la repetición a una forma general de pensar y actuar); y esta acción sólo puede hacerla mejor mientras el cuerpo descansa, que es cuando dormimos.
Como consecuencia de ello se producen los sueños, ya que la inmensa mayoría de la información contenida ha sido captada a través del sentido de la vista; por lo que disponemos de un recopilatorio de imágenes y vídeos mentales inmenso que nuestro cerebro reproduce mientras está reorganizándolos para su asimilación y almacenamiento.

Pero, aún habiendo analizado esta cuestión, todavía queda un enigma sin resolver y que ninguna de las teorías anteriores explica, y es el Déjà Vu (ya visto). Este fenómeno se define como un tipo de paramnesia de reconocimiento caracterizada por la experiencia de sentir que se ha sido testigo o se ha experimentado previamente una situación, ya sea despierto o soñando. Y, por supuesto, existen dos teorías principalmente que explican este fenómeno, una en el caso de que estemos depiertos y la otra en el caso de que estemos soñando.

La primera explica el Déjà Vu como un pequeño lapsus o retraso de nuestro cerebro a la hora de percibir el estímulo externo y por ello da la sensación de que ante nuestros ojos está apareciendo algo que ya hemos visto o vivido.
Y la segunda lo explica a través de la teoría del Darwinismo onírico, en la cual Mark Blechner dice que cuando soñamos se crean nuevas ideas de generación pseudoaleatoria, que pueden ser retenidas si se consideran útiles. Los sueños introducen variaciones útiles a la vida psíquica y a las narrativas internas, de manera que producen "mutaciones del pensamiento". Así pues, la mente puede seleccionar de entre esas mutaciones y variaciones, y producir nuevos tipos de pensamiento, imaginación, autoconsciencia y otras funciones psíquicas; las cuales pueden dar la casualidad de que se reproduzcan en algún momento de nuestra vida mientras estamos despiertos y darnos la sensación de que ya lo hemos soñado.

Como podéis ver, existen muchas teorías acerca de este tema, y pueden ser todas verdaderas en cierta medida. De lo que no hay duda es que nuestros sueños se producen debido a nuestros recuerdos, experiencias y deseos.

miércoles, 13 de mayo de 2015

LA IMPORTANCIA DE LA MÚSICA

A todo el mundo le gusta escuchar música, ya sea para hacer ejercicio, ir de fiesta, cuando va a hacer un recado o mientras cocina o trabaja. La música es un tipo de arte muy presente en la vida del ser humano y prácticamente única del mismo, pero ¿Por qué es tan importante para nuestra vida?


Es cierto que existen algunos animales, como son las aves, que se comunican a través de cánticos compuestos por melodías de ciertos tonos bien combinados. Pero sólo el ser humano ha llegado a crear un sistema tan complejo como son las canciones. Técnicamente hablando, la música es un arte que consiste en organizar de manera sensible y lógica una combinación coherente de sonidos y silencios utilizando los principios fundamentales de la melodía, la armonía y el ritmo; pero cuando la escuchamos se produce una reacción en nuestro cerebro que podríamos considerar casi mágica, ya que influye en todos nuestros ámbitos del desarrollo. Por este motivo se introdujo en el campo educativo, aunque en mi opinión se le ha dado menos importancia de la que realmente se merece.

Con esta entrada os quiero demostrar que la música es crucial para nuestro desarrollo y salud, tanto física como mental, ya que actúa en el ámbito: psicomotriz, lingüístico, intelectual y sobre todo afectivo.

Desde el punto de vista psicomotriz, la música nos ayuda a desarrollar la coordinación y el ritmo.

Se ha demostrado que escuchar música y acto seguido empezar a bailar es una faceta innata del ser humano. Cuando se le pone música a un bebé o niño pequeño le cambia instantáneamente la cara y empieza a moverse al compás sin que nadie antes le haya enseñado a hacerlo. 
Es verdad que al principio dichos movimientos son difusos y arbitrarios, pero con el tiempo los va perfeccionando hasta que aprende a bailar al ritmo de la música y a utilizar movimientos coordinados, como pasos de baile.

Este aprendizaje también le sirve para otro tipo de tareas que impliquen equilibrio, coordinación óculo-mannual y un ritmo constante de trabajo. La música es capaz de activar a las personas, hacendo que se vuelvan más dinámicas y consiguiendo que hagan las cosas de una manera más enérgica.

Desde el punto de vista lingüístico, la música nos ayuda a ampliar nuestro vocabulario y a desarrollar la memoria, además de comunicarnos.

Cuando nos mandan aprender un temario en el colegio o una exposición en el trabajo nos cuesta hasta que conseguimos memorizar los conceptos básicos y la estructura, pero cuando nos mandan aprender una canción la cosa cambia. El ser humano tiene más facilidad para aprenderse una canción que un texto, y esto se debe gracias a la rima y la melodía que la acompañan.

A la hora de aprenderse una canción, lo que primero apreciamos e interiorizamos es el ritmo, después la melodía y por último la letra. Ésta última se hace fácil de memorizar gracias a que las estrofas riman; y la melodía y ritmo lo hace más motivante, ya que el cerebro se organiza mucho mejor.

Cada vez más gente utiliza la música como estrategia mnemotécnica para memorizar teoría. Un ejemplo muy claro son las canciones infantiles que se inventan para que se aprendan más fácilmente: partes del cuerpo, animales, estados de ánimo, números, cuentas sencillas... y que es muy difícil que se olviden ¿Quién no conoce o sabría cantar "En la granja de Pepito" o "Tengo una muñeca vestida de azul"?

Desde el punto de vista intelectual, la música nos ayuda a desarrollar la imaginación y creatividad.

Cuando escuchamos música, nuestro cerebro elabora estructuras funcionales en sistemas cada vez más complejo gracias a las multitud de conexiones neuronales que se producen. De hecho, un estudio realizado por Craig Peery e Irene Weis Peery y publicado en su libro "Music and Child development" 1987  ha demostrado que las personas que reciben clases de música manifiestan tener más capacidad para las matemáticas y mejor rendimiento en la lectura que los que no estudian música.

Por otro lado, Sandra Blakeslee afirma en su libro "Piano practivce alters the brain" 1998 que, a través de encefalogramas, se ha encontrado en los cerebros de músicos adultos más coherencia en las ondas cerebrales que en los adultos no músicos, e incluso difieren anatómicamente en los casos en los que los músicos comenzaron a escuchar y estudiar música antes de los 7 años.

Así pues, enseñarle a una persona, sobre todo desde sus primeros años de vida, a apreciar la música contribuye a preparar su cerebro para dominar la estructura compleja lógico-matemática y del lenguaje.

Y, desde el punto de vista afectivo, la música nos ayuda a desarrollar  nuestras emociones y sentimientos a través de la comprensión y expresión, tanto verbal como no verbal.
 
Este ámbito es el que más se desarrolla con la música ya que las emociones y la música comparten la misma región del cerebro. Ambas se encuentran ubicadas en el córtex prefrontal, por lo que la música es capaz de provocar todo tipo de sentimientos.

La músca es una de las vías por las que la gente mejor expresa sus emociones y sentimientos, ya que estimula la empatía de los demás, permitiendo que todos compartan los mismos sentimientos escuchando una misma canción. Además, si nos remontamos a las tradiciones más antiguas, se puede ver cómo se utilizaban secuencias rítmicas repetitivas para inducir estados determinados en diversos ritos y ceremonias.

Por tanto, si escuchamos una canción alegre o fiestera nuestro estado de ánimo se torna positivo, ya que nos está transmitiendo emociones y sentimientos alegres; pero si escuchamos una canción de amor roto o melancólica nuestro estado de ánimo se torna negativo, ya que no está transmitiendo emociones y sentimientos tristes o nostálgicos.

La música ha llegado a ser tan importante para el ser humano que hasta se utiliza para terapias, como es por ejemplo la musicoterapia. Este método nos permite optimizar la calidad de vida de una persona o grupo: liberando tensiones, agresividad o conflictos internos, y ayudando a desarrollar un mayor autocontrol físico y psicológico. Actualmente se utiliza para mujeres embarazadas, ancianos y como tratamiento para trastornos neurológicos, ya que aporta innumerables beneficios:
  • Aumenta las interacciones sociales y la autoestima, disminuyendo considerablemente la ansiedad y el aislamiento.
  • Mejora la capacidad lógico-matemática, la atención, concentración, memoria y creatividad.
  • Promueve tanto la relajación como la actividad física.
  • Estimula la empatía, emociones y sentimientos.
  • Y ayuda a mantener un autocontrol de los problemas tanto físicos como psicológicos.
En definitiva, "la música amansa a la fieras" y "Es como el aire, sin ella no se podría vivir".