miércoles, 13 de mayo de 2015

LA IMPORTANCIA DE LA MÚSICA

A todo el mundo le gusta escuchar música, ya sea para hacer ejercicio, ir de fiesta, cuando va a hacer un recado o mientras cocina o trabaja. La música es un tipo de arte muy presente en la vida del ser humano y prácticamente única del mismo, pero ¿Por qué es tan importante para nuestra vida?


Es cierto que existen algunos animales, como son las aves, que se comunican a través de cánticos compuestos por melodías de ciertos tonos bien combinados. Pero sólo el ser humano ha llegado a crear un sistema tan complejo como son las canciones. Técnicamente hablando, la música es un arte que consiste en organizar de manera sensible y lógica una combinación coherente de sonidos y silencios utilizando los principios fundamentales de la melodía, la armonía y el ritmo; pero cuando la escuchamos se produce una reacción en nuestro cerebro que podríamos considerar casi mágica, ya que influye en todos nuestros ámbitos del desarrollo. Por este motivo se introdujo en el campo educativo, aunque en mi opinión se le ha dado menos importancia de la que realmente se merece.

Con esta entrada os quiero demostrar que la música es crucial para nuestro desarrollo y salud, tanto física como mental, ya que actúa en el ámbito: psicomotriz, lingüístico, intelectual y sobre todo afectivo.

Desde el punto de vista psicomotriz, la música nos ayuda a desarrollar la coordinación y el ritmo.

Se ha demostrado que escuchar música y acto seguido empezar a bailar es una faceta innata del ser humano. Cuando se le pone música a un bebé o niño pequeño le cambia instantáneamente la cara y empieza a moverse al compás sin que nadie antes le haya enseñado a hacerlo. 
Es verdad que al principio dichos movimientos son difusos y arbitrarios, pero con el tiempo los va perfeccionando hasta que aprende a bailar al ritmo de la música y a utilizar movimientos coordinados, como pasos de baile.

Este aprendizaje también le sirve para otro tipo de tareas que impliquen equilibrio, coordinación óculo-mannual y un ritmo constante de trabajo. La música es capaz de activar a las personas, hacendo que se vuelvan más dinámicas y consiguiendo que hagan las cosas de una manera más enérgica.

Desde el punto de vista lingüístico, la música nos ayuda a ampliar nuestro vocabulario y a desarrollar la memoria, además de comunicarnos.

Cuando nos mandan aprender un temario en el colegio o una exposición en el trabajo nos cuesta hasta que conseguimos memorizar los conceptos básicos y la estructura, pero cuando nos mandan aprender una canción la cosa cambia. El ser humano tiene más facilidad para aprenderse una canción que un texto, y esto se debe gracias a la rima y la melodía que la acompañan.

A la hora de aprenderse una canción, lo que primero apreciamos e interiorizamos es el ritmo, después la melodía y por último la letra. Ésta última se hace fácil de memorizar gracias a que las estrofas riman; y la melodía y ritmo lo hace más motivante, ya que el cerebro se organiza mucho mejor.

Cada vez más gente utiliza la música como estrategia mnemotécnica para memorizar teoría. Un ejemplo muy claro son las canciones infantiles que se inventan para que se aprendan más fácilmente: partes del cuerpo, animales, estados de ánimo, números, cuentas sencillas... y que es muy difícil que se olviden ¿Quién no conoce o sabría cantar "En la granja de Pepito" o "Tengo una muñeca vestida de azul"?

Desde el punto de vista intelectual, la música nos ayuda a desarrollar la imaginación y creatividad.

Cuando escuchamos música, nuestro cerebro elabora estructuras funcionales en sistemas cada vez más complejo gracias a las multitud de conexiones neuronales que se producen. De hecho, un estudio realizado por Craig Peery e Irene Weis Peery y publicado en su libro "Music and Child development" 1987  ha demostrado que las personas que reciben clases de música manifiestan tener más capacidad para las matemáticas y mejor rendimiento en la lectura que los que no estudian música.

Por otro lado, Sandra Blakeslee afirma en su libro "Piano practivce alters the brain" 1998 que, a través de encefalogramas, se ha encontrado en los cerebros de músicos adultos más coherencia en las ondas cerebrales que en los adultos no músicos, e incluso difieren anatómicamente en los casos en los que los músicos comenzaron a escuchar y estudiar música antes de los 7 años.

Así pues, enseñarle a una persona, sobre todo desde sus primeros años de vida, a apreciar la música contribuye a preparar su cerebro para dominar la estructura compleja lógico-matemática y del lenguaje.

Y, desde el punto de vista afectivo, la música nos ayuda a desarrollar  nuestras emociones y sentimientos a través de la comprensión y expresión, tanto verbal como no verbal.
 
Este ámbito es el que más se desarrolla con la música ya que las emociones y la música comparten la misma región del cerebro. Ambas se encuentran ubicadas en el córtex prefrontal, por lo que la música es capaz de provocar todo tipo de sentimientos.

La músca es una de las vías por las que la gente mejor expresa sus emociones y sentimientos, ya que estimula la empatía de los demás, permitiendo que todos compartan los mismos sentimientos escuchando una misma canción. Además, si nos remontamos a las tradiciones más antiguas, se puede ver cómo se utilizaban secuencias rítmicas repetitivas para inducir estados determinados en diversos ritos y ceremonias.

Por tanto, si escuchamos una canción alegre o fiestera nuestro estado de ánimo se torna positivo, ya que nos está transmitiendo emociones y sentimientos alegres; pero si escuchamos una canción de amor roto o melancólica nuestro estado de ánimo se torna negativo, ya que no está transmitiendo emociones y sentimientos tristes o nostálgicos.

La música ha llegado a ser tan importante para el ser humano que hasta se utiliza para terapias, como es por ejemplo la musicoterapia. Este método nos permite optimizar la calidad de vida de una persona o grupo: liberando tensiones, agresividad o conflictos internos, y ayudando a desarrollar un mayor autocontrol físico y psicológico. Actualmente se utiliza para mujeres embarazadas, ancianos y como tratamiento para trastornos neurológicos, ya que aporta innumerables beneficios:
  • Aumenta las interacciones sociales y la autoestima, disminuyendo considerablemente la ansiedad y el aislamiento.
  • Mejora la capacidad lógico-matemática, la atención, concentración, memoria y creatividad.
  • Promueve tanto la relajación como la actividad física.
  • Estimula la empatía, emociones y sentimientos.
  • Y ayuda a mantener un autocontrol de los problemas tanto físicos como psicológicos.
En definitiva, "la música amansa a la fieras" y "Es como el aire, sin ella no se podría vivir".

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