Y en cierto modo tienen razón, aunque no desde un punto de vista objetivo; ya que dependiendo de la sociedad en la que vivamos, existirá unos criterios más destacables o aceptados que otros.
Pero, más allá de todo esto, se encuentra un término al que le encanta ser muy caprichoso y entrometerse en nuestra personalidad denominado: genética; el cual es el responsable de que seamos como realmente somos, y no como quiere la sociedad o nosotros mismos que seamos.
Al finalizar cada año para dar comienzo a uno nuevo, la inmensa mayoría de la gente se compromete consigo misma a cambiar ciertos aspectos de su vida para así mejorar como persona, pero ¿Cuántos de ellos lo acaban consiguiendo? Porque si así fuese, no lo intentarían todos los años. Además, este tema también podría contestar a la cuestión: ¿La gente puede cambiar?
El objetivo de esta entrada no es ni mucho menos crear desesperanza o desilusión, sino mostrar la realidad sobre cómo somos realmente y ACEPTARLA tal y como es en vez de engañarnos, ya que lo único que conseguiremos es decepcionarnos cada año, influyendo negativamente en nuestra calidad de vida.
Si una cosa se ha demostrado científicamente es que la genética es más fuerte que nuestro pensamiento, y si no, preguntad a cualquier mujer si es capaz de controlar al 100% su mal genio cuando está menstruando, o a un adolescente si puede dejar de lado sus impulsos para que siempre reine el pensamiento crítico y racional.
Pero, que no seamos como la sociedad quiere que seamos, o como nosotros queramos (porque nos gusta más como es el de al lado), no significa que tengamos que cambiar por ello. En esta vida es necesario que exista una diversidad infinita de personalidades, y utilizar cada una de ellas para sacarle el mayor provecho; ya que sólamente podremos cambiar algún aspecto si es por necesidad, no por el simple hecho de quererlo. Eso es un capricho que nuestra personalidad realmente no necesita.
Si sólo queremos cambiar algún aspecto de nuestra personalidad o vida, lo conseguiremos pero de una manera temporal, ya que se precisa una concentración constante para no dar paso a nuestra parte instintiva y actuar cómo realmente está escrito en nuestro código genético. Por eso la gente jamás cambiará su forma de ser a menos que sea por necesidad, lo que hará que pueda ocultarlo públicamente, pero no cambiarlo completamente. Pongamos un ejemplo:
"Un niño nace con una personalidad muy introvertida. Dicho niño tenderá a ser tímido y poco sociable, lo que hará que le resulte difícil establecer relaciones sociales y hacer amigos. Pero, a medida que crezca y se haga adulto, sentirá la necesidad de relacionarse con los demás (ya que somos un ser sociable por naturaleza), lo que va a hacer que intente cambiar dicho aspecto de su personalidad, forzándose a ser más abierto, extrovertido y sociable, hasta que un día finalmente lo consiga. Pero eso no significa que se encuentre cómodo cada vez que lo haga".
Ese niño cambiará su personalidad introvertida por la necesidad de socializarse, pero se sentirá incómodo en dichas situaciones aunque sea capaz de ocultarlo perfectamente, ya que el hecho de que no se encuentre cómodo no significa que no disfrute del momento (porque se lo está pidiendo su propia naturaleza). Su comodidad siempre va a estar influenciada por su personalidad, por lo que cuando esté solo en casa siempre se sentirá más cómodo que rodeado de gente; pero no su felicidad, la cual está influenciada por las relaciones interpersonales.
Está bien que queramos cambiar algo para ser mejores personas, pero sólamente funcionará si realmente lo necesitamos, de otra manera simplemente estaremos engañando a los demás y a nosotros mismos. Además, existe un dicho que dice: "Siempre hay un roto para un descosido", lo que quiere decir que siempre habrá alguien a quien le guste tu personalidad y forma de ser; porque mientras tú envidias la personalidad de otros, esa persona envidia la tuya; por lo tanto, muy mala no será al fin y al cabo ¿No?
"NO SOMOS LO QUE QUEREMOS, PERO SÍ LO QUE NECESITAMOS SER"
Muy interesante, y acertada reflexión. Sería una especie de determinismo humano o "antropológico" pero que dista de ser como bien dices algo estrictamente negativo o deshalentador, puesto que cada individuo tiene ese determinismo, pero a nivel individual claro, lo que genera una personalidad distinta a cada persona, en el fondo, al márgen de los colectivos o grupos sociales. Es más bien satisfactorio a nivel de la "aceptación consciente", además creo que nos aleja de una posibilidad mucho más terrorífica aunque también por desgracia bastante en boga: el pensamiento único, y el control mental colectivo.
ResponderEliminarMuy de acuerdo Yoli. Un Saludo!